domingo, 24 de mayo de 2015

Como olvidar el chavo del ocho

Este es un programa en forma de comedia y sirve para una forma teatral

Con este video podemos apresiar la forma en que esta comediante hace reir al público, la música que usa y un titere

El buho,el sol y la luna


PERSONAJES:

NARRADOR
EL BUHO
LA LUNA
EL SOL
EL LOBO
EL GRILLO
EL POETA
UNA PAREJA DE ENAMORADOS.
ESCENA 1:


Es de noche y el Búho se acerca volando a la Luna. Al fondo, los enamorados conversan, el grillo toca un violín, el lobo aúlla y el poeta escribe.

NARRADOR: Una noche, la Luna le dijo al Búho:

LUNA: Búho, tengo un plan perfecto: ¡cuando amanezca, ocuparé el lugar del Sol! Así iluminaré por los días y por las noches, y me dedicarán todos los versos y las canciones... seré el astro más importante.

BUHO: Luna, eso es una locura. En vez de ser tan avariciosa, dedícate a inspirar al lobo, al grillo, al poeta, a los enamora­dos (los va señalando)... a adornar el cielo de noche con tu brillo.

LUNA: ¡Bah! El único loco aquí eres tú, ya verás como todos me aplauden cuando salga a brillar por el día.

(El Búho se retira a una esquina, moviendo la cabeza contrariado)
ESCENA 2:

Ya es la hora del amanecer, el Sol entra en escena estirándose como  después de haber dormido; pero la Luna, en vez de retirarse, lo mira de reojo, con las manos en la cintura.

NARRADOR:  A la mañana siguiente, cuando llegó la hora del ama­necer, la Luna se enfrentó con el Sol:

LUNA: ¡Fuera, Sol, puedes retirarte! Yo estoy aquí para ocupar tu lugar, así que regresa a tu lecho entre las montañas.

SOL: Bueno, está bien Luna, me voy a seguir durmiendo. (Se retira a un rincón de la escena y se sienta con la cabeza baja, simulan­do dormir)

NARRADOR: Entonces, la Luna comenzó a brillar, pero como su luz era muy fría, regresó la noche y todos volvieron a dormirse, excepto una pareja de enamorados, un poeta y los animalitos nocturnos.
LUNA: (Dirigiéndose a los niños espectadores) Pero, ¿qué ocurre? ¿Por qué todos se van a dormir? Oigan, despierten, ¡soy yo, su amiga la Luna, el más hermoso y perfecto de los astros!

NARRADOR: Pero nadie le hacía caso a la Luna. Como casi todos dormían, la Tierra se veía muy aburrida. Los que estaban despier­tos comenzaron a protestar:

LOBO: ¡Auuuu! Luna, has sido muy egoísta con el Sol, ¡déjalo salir de nuevo a alumbrar el día o nunca más te aullaré!

GRILLO: ¡Crii-Crii! El lobo tiene razón, Luna, por tu avaricia hay muchos animalitos que no ven, las flores no se abren, (señalando al público) ¡Mira, los niños tienen frío! Si sigues tan empecinada nunca más te tocaré una canción con mi violín.

POETA:  Luna-Lunera, si no ocupas tu lugar nocturno me voy a aburrir de tí y ya no te escribiré más versos. ¿No te das cuenta de que tu misterio está en que apareces sólo en las noches? Si te veo cada vez que miro al cielo ¿cómo me voy a inspirar?

ENAMORADA: (A su novio) Mi amor, ya me estoy cansando de ver la Luna, me está entrando sueño. ¿Verdad que es aburrido ver el mismo astro todo el tiempo?

ENAMORADO: Tienes razón, mi vida...(Volviéndose enojado hacia la Luna, que ya tiene el rostro entristecido) Luna, ¡esconde tu rostro o nunca más mi amada se asomará al balcón para oír mis canciones!  

LUNA: (Ocultando la cara entre las manos) ¡Qué verguenza siento, qué verguenza! Las cosas me están saliendo al revés de lo que pensé. Nadie me quiere, (mirando a su alrededor) ¿dónde estará mi amigo el búho? ¡Búho! ¡Búho!

BUHO: (Sale de su esquina volando) ¡Aquí! Aquí estoy Luna, viendo el desastre que has ocasionado. Recuerda que te lo advertí.
LUNA: Lo sé, mi gran amigo, pero yo fui una cabecidura y no seguí tu consejo. Ahora estoy arrepentida y quiero ir a buscar al Sol, ¿me acompañas?

BUHO: ¡Claro, vamos!   (Se alejan de la mano en busca del Sol mientras los otros personajes se sientan y empiezan a cabecear o a mostrar señales de aburrimiento).
ESCENA 3:


Los demás personajes quedan atrás. La Luna y el Búho se acercan al Sol y lo sacuden con suavidad, pero este se resiste a despertar.

NARRADOR: Cuando lo encontraron, el Sol estaba muy débil, casi agonizando, porque había mucho frío para él.

LUNA: ¡Despierta, solecito! Por favor, perdóname y vuelve a iluminar por los días, que yo estaré muy feliz de reflejar tu luz en las noches.

SOL: (Incorporándose con mucho trabajo) Me temo que no podré Luna, estoy apagándome, no tengo fuerzas. Mira, mi luz es como la de los atardeceres.

BUHO: ¡Esto no puede pasar! ¡El Sol no puede apagarse! Buscaré una solución. (dirigiéndose al público) Espérenme, que ya vuelvo. (Hace ademanes de volar, corriendo por todo el escenario y gritando) ¡Despierten, vamos, despierten! ¡Hay que darle ánimos al que rido Sol para que vuelva a iluminar con fuerzas! (Despierta a los demás personajes y anima, con la ayuda de ellos, a los niños del público a hacer un coro) ¡Vamos, amiguitos, llamen al Sol para que brille! ¡Sol! ¡Sol! ¡Sol!

CORO: ¡Sol! ¡Sol! ¡Sol!...

     (El Sol empieza a tomar fuerza con la llamada de todos y va de la mano de la Luna, a ocupar el centro de la escena; allí abre los brazos y sonríe.)

LUNA: ¡Vamos querido Sol, brilla para todos! (Y se retira a un rincón, donde se sienta, con el rostro sonriente.)

     (El Búho, el Lobo, el Grillo y los Enamorados hacen señas de hacer silencio y señalan al Narrador, que se para junto al Sol)

NARRADOR: Y el Sol se sintió tan contento, que brilló con mucha más fuerza y todo volvió a la normalidad... Desde entonces, la Luna cumplió su tarea nocturna y el Sol la suya. De lo que pasó ese día se enteraron muy pocos, porque casi todos se quedaron dormidos cuando la Luna quiso ocupar el lugar del Sol. (Señala al Búho) Yo estaba dormido, pero el Búho me lo contó, y ahora yo le pregunto a este amigo sabio: ¿Cuál es la Moraleja de esta histo­ria?

BUHO: Pues que CADA CUAL DEBE ESTAR ORGULLOSO DE SER COMO ES Y NO ANSIAR LO DE LOS DEMAS. ¡Hasta la próxima, amiguitos! (Hace una reverencia y dice adiós, acompañado por los demás actores)
FIN

Algunas obras para niños pequeños

CAPERUCITA ROJA

 
 
Francisco Javier Bernad Morales
 
 
El escenario representa: a la derecha la casa de Caperucita, en la que se ven una mesa y tres sillas, dispuestas de modo que ninguna da la espalda a los espectadores, sobre la mesa, una tarta con velas; en el centro, el bosque, con árboles, pajaritos y conejitos —representados por niños—; a la izquierda, la casa de la abuelita con una cama
 
 

ESCENA PRIMERA

 
Caperucita —que aún no lleva puesta la caperuza— y su madre están sentadas a la mesa. La niña no cesa de relamerse mientras mira la tarta. No puede aguantar más, así que unta el dedo en ella y luego se lo lleva a la boca. Mientras ellas hablan, la abuelita sale de su casa y cruza el bosque. Lleva un paquete en la mano.
 
Mamá:                        No me gusta que seas tan golosa. Es de muy mala educación comer con los dedos. Además, tenemos que esperar a la abuelita.
 
Caperucita:                 Mamá, es que tarda mucho y tengo hambre. ¿Qué me regalará?
 
La abuelita llega a la casa de Caperucita.
 
Abuelita:                     ¡Hola! ¿Cómo estáis? ¡Qué nieta más guapa tengo! ¡Felicidades!
 

Caperucita y su madre se levantan para besar y abrazar a la abuela

 
Mamá:                        ¡Qué alegría verte!
 
Caperucita:                 ¿Ya nos podemos comer la tarta?
 
Abuelita:                     Abre primero tu regalo
 

Caperucita desenvuelve el regalo

 
Caperucita:                 ¡Ay! ¡Qué nervios! ¡Qué capa tan bonita! ¡Qué caperuza más roja!
 
Caperucita besa a la abuela y las tres se sientan a la mesa. Se oye la canción Cumpleaños Feliz y Caperucita sopla como si apagara las velas. Después fingen comer.
 
Abuelita:                     Me voy a marchar porque no quiero que se me haga de noche por el camino
 

Las tres se levantan

 
Mamá:                        Ten mucho cuidado con el lobo.
 
Abuelita:                     No te preocupes. El lobo se ha marchado a la ciudad porque, como allí vive más gente, cree que va a encontrar más comida
 
Caperucita:                 Adiós, abuelita.
 
La abuelita se marcha por el bosque. Baja la intensidad de la luz para indicar que anochece
 
 

ESCENA SEGUNDA

 
Aumenta la luz para señalar el amanecer. Caperucita —ya lleva puesta la capa— y su mamá están en su casa. La abuelita en la suya, metida en la cama. En el bosque, el lobo.
 
Lobo:                          ¡Vaya idea mala tuve con irme a la ciudad! ¡Todo está lleno de coches! ¡De milagro no me mató un autobús! La ciudad no es para mí. Menos mal que ya estoy otra vez en el bosque. Voy a descansar un rato y luego buscará a alguien para desayunar.
 
Se esconde entre los árboles
 
Mamá:                        ¡Caperucita! Acaba de llamar la abuelita. Está un poco enferma y se ha quedado en la cama, así que acércate a su casa y llévale esta cestita con un pastel y un tarrito de miel.
 
Caperucita:                 Pero mamá,. Si lo que tendrá será una indigestión por la tarta. ¿No será mejor que le prepares una manzanilla?
 
Mamá:                        No me gusta que seas tan sabihonda y tan repipi. Harás lo que te digo.
 
Caperucita:                  Bueno. Tampoco es para que me regañes.
 
Mamá:                        ¡Ah! Aunque se ha ido el lobo, ten mucho cuidado y no te entretengas. Yo, mientras, voy un rato a charlar con las vecinas.
 
La mamá se marcha por la derecha. Caperucita sale al bosque. Da vueltas por el escenario. Se agacha como si cogiera flores. Se sienta a escuchar el canto de los pájaros. Se tumba en el suelo. Se levanta. Salta. Todo al ritmo de la música
 
Conejitos:                   ¿Dónde vas Caperucita, tan de mañana con una capita de lana?
 
Caperucita:                 A casa de mi abuelita, a llevarle este pastel y este tarrito de miel.
 
El lobo, sin que le vean, se asoma entre los árboles
 
Lobo:                          ¡Qué suerte! Una niña ¡Qué tierna debe de estar!
 
Se oculta de nuevo
 
Árboles:                      ¡Caperucita! ¡Caperucita! ¿Estás perdida? ¿Qué buscas?
 
Caperucita:                 Voy a casa de mi abuelita. Le llevo un pastel y un tarrito de miel.
 
Árboles:                      Sigue ese camino y ten mucho cuidado
 
Vuelve a asomarse el lobo
 
Lobo:                          Se me hace la boca agua. Pero si me la como aquí, seguro que algún chivato le lleva el cuento a su madre y me busca un lío.
 

Se esconde

 
Pajaritos:                    ¡Oh, linda niña! Hace una hermosa mañana
 
Caperucita:                 Sí. Brilla el sol entre nubes de algodón.
 

Se asoma el lobo

 
Lobo:                          Pues sí que es cursi la pobre. En fin, la voy a engañar par comérmela tranquilamente en casa de su abuela. Allí nadie me molestará.
 

El lobo sale al encuentro de Caperucita

 
Caperucita:                 ¡Buenos días, señor! ¿Sabe usted por dónde podría ir a casa de mi abuelita? La pobre tiene un empacho de tarta y mi mamá se ha empeñado en que le lleve un pastel y un tarrito de miel.
 
Lobo:                          Pues le iría mejor un poco de bicarbonato. En fin, vete por ese camino. Ya verás que pronto llegas.
 
Caperucita:                 ¡Muchas gracias, señor! Es usted muy amable y muy simpático. Hasta luego.
 
Se marcha dando vueltas por el bosque.
 
Lobo:                          Sí que ha sido fácil engañarla.
 

Se oye una música amenazadora

 
 
 

ESCENA TERCERA

 
El lobo se ha aproximado a la casa de la abuelita, quien está tumbada en la cama. Caperucita sigue dando vueltas por el bosque. Entre los árboles se ve a los cazadores.
 
Abuelita:                     ¿Quién viene?
 
Lobo (disimulando la voz): Soy yo. Tu nieta Caperucita. Te traigo un pastel y un tarrito de miel
 
Abuelita:                     ¡Vaya! Más dulces. Si me los como reviento. Pero, bueno, cariño, pasa.
 

Entra el lobo. La abuela se desmaya al verle

 
Lobo:                          La vieja se ha desmayado. Mejor. La esconderé y si después de comerme a Caperucita todavía tengo hambre me servirá de postre, aunque debe de estar un poco dura.
 

El lobo saca a la abuelita de la cama y ocupa su lugar. Llega Caperucita

 
Caperucita:                 ¡Abuelita! ¡Ya estoy aquí! Traigo un pastel y un tarrito de miel.
 
Lobo (disimulando la voz) Entra, hijita, entra. Siéntate a mi lado.
 
Conejitos:                   ¡Cazadores! ¡Cazadores! Rápido, a casa de la abuelita.
 
Caperucita:                 ¡Qué orejas más grandes tienes!
 
Lobo:                          Para oírte mejor
 
Árboles:                      ¡Cazadores! ¡Cazadores! Corred, deprisa
 
Caperucita:                 ¡Qué ojos más grandes tienes!
 
Lobo:                          Para verte mejor
 
Pajaritos:                    ¡Cazadores! ¡Cazadores! Salvad a Caperucita
 
Caperucita:                 ¡Qué boca más grande tienes!
 
Lobo:                          Para comerte mejor
 

El lobo se levanta y va hacia Caperucita, pero en ese momento entran los cazadores

 
Cazadores:                 ¡Quieto si no quieres que te disparemos!
 
Lobo:                          Pero si sólo estamos jugando. ¿Verdad, Caperucita?
 
Caperucita:                 ¡Mentira! Me querías comer.
 
Lobo:                          Pero si estoy a dieta. Además me he hecho vegetariano y macrobiótico
 
Cazadores:                 Eso ya se lo explicarás al juez. Estás detenido.

 

Personajes más importantes en el ambito del teatro


William Shakespeare.

William Shakespeare es un escritor inglés. Escribía sus obras para ganarse la vida pero además era actor y conocía las posibilidades del escenario de los teatros de su época. Shakespeare no sólo fue un escritor fantástico que dominó todos los recursos de su lengua. No sólo fue un observador del ser humano, de sus problemas y sentimientos más profundos. Fue además un hombre de teatro, y lo que aportó al teatro fue dominio del espacio total del escenario. Como dramaturgo, Shakespeare resume todas las tradiciones anteriores: antigüedad clásica, la Edad Media y el Renacimiento. Entre sus obras destacaremos: Hamlet, Otelo, etc.

 Lope de Vega.
Lope de Vega es español. La mayor obra de Lope la constituye su copiosísima producción teatral. Según él mismo, compuso más de 1.400 comedias. La originalidad del teatro lopesco reside en el hecho de su renuncia a seguir la

tentadora y fácil vía de imitación de los modelos griegos y latinos, para crear en cambio, un teatro de temática y carácter auténticamente nacionales.

Otra innovación de Lope fue la de romper con el principio aristotélico de las tres unidades -lugar, tiempo y acción-, así como con la regla que, según los preceptistas clásicos, exigían la rigurosas separación de lo trágico y lo cómico. Sus teorías sobre el teatro la expuso y defendió en su Arte nuevo de hacer comedias. Su vastísima producción dramática abarca todos los géneros y es de una singular riqueza temática. En El mejor alcalde, el Rey, en Fuenteovejuna y en Peribáñez o el Comendador de Ocaña exalta el sentimiento del honor rústico y popular, el del campesino, cristiano viejo, frente a la noble. Otras grandes tragedias lopescas son El Caballero de Olmedo, El castigo sin venganza y La estrella de Sevilla.

Entre sus comedias, las hay de carácter religioso, como El nacimiento de Cristo; histórico: El rey Don Pedro en Madrid; de capa y espada: La dama boba, La discreta enamorada; filosófico: El villano en su rincón. Y todavía, bajo distintos epígrafes, podrían citarse El perro del hortelano, Los milagros del desprecio, La moza de cántaro, El acero de Madrid, etc.

 Jean Racine.
Nació en 1.639 y murió en 1699. Es un poeta dramático francés. Consiguió la celebridad con el estreno, 1.667, de su tragedia Andrómaca, a

la que siguieron, cronológicamente, Británico, Berenice, Bayaceto, Mitrídates, Ifigenia y Fedra. Nombrado historiador de la corte, a instancias Mme. de Maintenon, volvió al género dramático y escribió entonces sus tragedias de tema bíblico, Esther y Atalía, esta última considerada por numerosos críticos como su obra maestra. Con Racine, la tragedia clásica alcanza su ideal de perfección.

A diferencia de Corneilli, Racine presenta siempre una acción sencilla y definida, en la que los acontecimientos surgen espontáneamente como consecuencia directa y natural de las pasiones de sus personajes. El prurito por la verosimilitud de las situaciones y la congruencia de los caracteres constituyen una constante en la obra de Racine. Pero esta simplicidad formal no impide los conflictos interiores que agitan a sus criaturas, sino que, por el contrario, los hacer más diáfanos. En este sentido, su teatro está mucho más cerca del de Shakespeare que del de Corneille, y constituye la cumbre de la dramaturgia francés del periodo neoclásico.

 Calderón de la Barca.
Nació en 1.600 y murió en 1.681. dramaturgo español del Siglo de Oro. Se ordenó sacerdote en su madurez y su vida discurrió sin grandes incidencias, gozando del favor real y la admiración del público. Se le atribuyen una 200 obras, entre autos sacramentales, dramas y comedias. Las disquisiciones religioso-filosóficas, el sentido del honor y la intriga de capa y espada son los temas fundamentales de

su obra, cuyo estilo participa de las ideas conceptistas y del culteranismo propio del barroco español.

De sus comedias religiosas destacan La devoción a la Cruz y, especialmente, El mágico prodigioso. La Dama duende y Casa con dos puertas, mala es de guardar son comedias de enredo. El mayor monstruo, Los celos y El médico de su honra se centran en el tema de los celos; El alcalde de Zalamea constituye el máximo exponente de la comedia de honor y La vida es sueño es el gran drama filosófico del siglo XVII. De sus autos sacramentales destacan: El gran teatro del mundo, La cena del rey Baltasar y los encantos de la culpa.

 Molière.
Nació en el año 1.622 y murió en el año 1.673. Dramaturgo francés. Durante quince años recorrió el país como actor y director de su propia compañía teatral, representando las obras que él mismo escribía para sus tournées.

Ya instalado en París, Luis XIV le nombró director del teatro de la corte, Molière poseía el sentido innato del teatro. Su inventiva y su inagotable visión cómica le permitían mantener permanentemente el interés a lo largo de sus obras, rebosantes de humor y cuyos personajes poseen una vitalidad y un verismo incomparables.

El genio de Molière alcanza su mayor dimensión en aquellas obras en las que consigue crear un personaje-tipo de proyección universal. Harpagón, El avaro; monsieur Jourdain, el advenedizo; todos estos héroes de sus piezas se han convertido en símbolos. El mundo de Molière es uno de los más ricos y realistas que haya podido crear, en cualquier tipo, un escritor.

Entre sus creaciones dramáticas destacan títulos tan universales como El avaro, Tartufo o el impostor, El misántropo, El burgués gentilhombre, Don Juan, Las mujeres sabias, Las preciosas ridículas, El médico a su pesar, El enfermo imaginario.